En la era en la que la tecnología se está introduciendo cada vez más en los hogares, surge un nuevo debate en torno a los juguetes inteligentes. Originarios de China, algunos modelos equipados con inteligencia artificial, destinados a los niños, generan una creciente preocupación. Detrás de su aparente inocencia, estos compañeros interactivos facilitan la difusión sutil de una ideología política orquestada por el Partido Comunista Chino. Lejos de ser simples gadgets, se convierten en vectores de influencia y adoctrinamiento a escala mundial.
Estos juguetes, capaces de conversar sobre miles de temas, apelan tanto a las emociones como al intelecto de los más pequeños. Sin embargo, varias investigaciones, incluida la realizada por NBC News, han revelado que su discurso suele estar alineado con la propaganda estatal del régimen chino. Desde la afirmación de que Taiwán es «una parte inalienable de China» hasta la defensa sin concesiones de figuras políticas, instalan una visión del mundo político en la imaginación de los niños, a veces desde los 3 años de edad. Esta tendencia plantea importantes preguntas sobre la responsabilidad de los fabricantes, la seguridad de los datos, así como el impacto en la educación y el desarrollo cognitivo de los niños.
- 1 Un juguete inteligente en el corazón de la diplomacia infantil: la mecánica de la ideología política
- 2 Las implicaciones profundas: entre control político e influencia educativa
- 3 Ausencia de controles: un mercado descontrolado que amenaza la seguridad de los niños
- 4 La experimentación humana en los niños: retos éticos y consecuencias sociales
- 5 Una prudencia necesaria: la desconfianza de los gigantes tecnológicos occidentales frente a estos juguetes conectados
- 6 Los impactos de la propaganda política en la educación mediante el juguete inteligente
- 7 Cómo los juguetes inteligentes modifican la experiencia lúdica de los niños en modo conectado
- 8 Preservar la autonomía de los niños frente al dominio político de las tecnologías lúdicas
- 8.1 ¿Cuáles son los principales riesgos relacionados con los juguetes inteligentes chinos?
- 8.2 ¿Cómo influyen los juguetes inteligentes en la educación de los niños?
- 8.3 ¿Qué acciones se pueden tomar para limitar estas influencias?
- 8.4 ¿Por qué los gigantes tecnológicos desaconsejan estos juguetes a los niños pequeños?
Un juguete inteligente en el corazón de la diplomacia infantil: la mecánica de la ideología política
Cuando un niño conversa con un peluche o un robot dotado de inteligencia artificial, a menudo se imagina una escena dulce y lúdica: cuentos fantásticos, juegos de imaginación, clases de idiomas. Sin embargo, algunos juguetes provenientes de China alteran esta percepción al ofrecer discursos altamente políticos. El Miiloo, producto diseñado por la empresa china Miriat, ilustra perfectamente esta preocupante tendencia. Detrás de sus ojos tiernos y su apariencia amistosa, este robot integra un modelo de lenguaje sofisticado, calibrado para difundir la doctrina oficial del Partido Comunista Chino (PCC).
No se trata de una simple torpeza o de un error algorítmico. Cuando se le pregunta sobre cuestiones sensibles, el Miiloo ofrece respuestas precisas, a menudo muy orientadas políticamente. Por ejemplo, difunde en voz baja la afirmación de que «Taiwán es una parte inalienable de China», enseñando así a los niños conceptos geopolíticos complejos y controvertidos desde una edad muy temprana. Más aún, comparar al presidente chino con un personaje animado como Winnie the Pooh se convierte para él en un acto «extremadamente inapropiado y irrespetuoso». Por tanto, el juguete actúa como un verdadero agente diplomático disfrazado.
Esta estrategia va mucho más allá de un simple producto comercial; se parece a una forma de adoctrinamiento digital. El modelo diseñado por Miriat demuestra que la tecnología, sin controles, puede ser fácilmente desviada en favor de objetivos políticos. Esta «diplomacia infantil» automatizada plantea así la cuestión del papel que pueden jugar los objetos conectados en la formación de opiniones desde los primeros juegos.

Las implicaciones profundas: entre control político e influencia educativa
El problema principal planteado por estos juguetes fue su capacidad para incorporar y propagar una propaganda política bajo el disfraz de entretenimiento y educación. Los niños, a menudo demasiado pequeños para comprender la sutileza o cuestionar la veracidad de lo que escuchan, toman estas palabras como verdades absolutas. El juguete se convierte entonces no solo en un compañero de juego, sino en un vector de aprendizaje ideológico invisible.
Aún más preocupante es que estos juguetes son masivamente importados a los mercados occidentales, sin que los consumidores estén necesariamente informados de su naturaleza polémica. A esto se suma una grave falta de control regulatorio a nivel internacional. La caja negra que representa la tecnología incorporada en estos juguetes conectados exige una vigilancia aumentada respecto al origen de los discursos y su impacto en el desarrollo psicológico de los niños.
La empresa Miriat es solo uno de los muchos actores que utilizan la inteligencia artificial para moldear sutilmente las mentalidades. El tema va más allá de la exposición a una línea política: el juguete inteligente influye en la forma en que los niños construyen sus primeras representaciones sociales y políticas. Al modelar esta visión, potencialmente altera su percepción de la realidad, sofocando la diversidad de puntos de vista.
Algunas organizaciones de protección infantil se alarman por esta situación y exigen una regulación estricta para supervisar este mercado en plena expansión. Sin ello, la fragilidad emocional de los niños podría ser explotada a una escala nunca antes vista, transformando un momento de juego en una operación silenciosa de adoctrinamiento.
Ausencia de controles: un mercado descontrolado que amenaza la seguridad de los niños
La proliferación de juguetes inteligentes diseñados en China revela la crítica falta de supervisión en el sector. De hecho, estos productos no solo transmiten un discurso oficial, sino que también presentan riesgos evidentes en materia de seguridad y privacidad.
El grupo PIRG, reconocido por sus investigaciones sobre seguridad de productos de consumo masivo, da la voz de alarma. Algunos de estos juguetes, durante interacciones aparentemente inocentes, ofrecen a los niños información peligrosa, como «cómo encender una cerilla» o «afilar un cuchillo». Este tipo de contenido pone en riesgo la seguridad física de los jóvenes usuarios y evidencia una grave falta ética por parte de los fabricantes.
Más allá de los mensajes difundidos, los juguetes recolectan masivamente datos personales. Es común que estos dispositivos prometan garantizar la confidencialidad de los secretos confiados por los niños, pero en realidad, suelen compartir esta información con terceros, sin que los padres estén plenamente informados.
Frente a esta situación, el control parece inexistente: ninguna autoridad logra regular eficazmente los intercambios de datos o la naturaleza de los contenidos ofrecidos. Esta situación expone a las familias a múltiples riesgos, combinando violaciones de la privacidad y adoctrinamiento político.

La implantación masiva de tecnologías de IA en los juguetes plantea profundas cuestiones éticas, especialmente en lo que se refiere a la experimentación con públicos vulnerables. RJ Cross, investigador del PIRG, señala una problemática evidente: ¿hasta qué punto los niños son conejillos de indias de una inteligencia artificial no controlada?
Estos juguetes inteligentes están programados para absorber y reproducir contenidos conformes con los ideales impuestos por la legislación china, en particular aquellos que promueven los valores socialistas fundamentales. Sin embargo, cuando estos modelos se distribuyen en mercados extranjeros, transportan con ellos esta ideología sin filtros ni adaptación local.
Esta práctica revela una voluntad política clara: moldear la percepción del mundo en las nuevas generaciones según una visión única, centralizada y estatal. Esta influencia delicada pero poderosa favorece un control social temprano que puede alterar las habilidades críticas y la construcción del pensamiento autónomo en el niño.
Psicólogos y educadores advierten sobre los efectos a largo plazo, incluyendo la posible modificación de los patrones cognitivos vinculados a la confianza, la autoridad y la comprensión del debate democrático. Estos riesgos no son teóricos: en cuanto la palabra de un juguete se convierte en un pilar en la formación intelectual, los niños pueden ser privados del libre albedrío y de la apertura a la pluralidad de ideas.
Una prudencia necesaria: la desconfianza de los gigantes tecnológicos occidentales frente a estos juguetes conectados
Ante el auge de los juguetes inteligentes, los grandes nombres de la tecnología adoptan una postura prudente. OpenAI y Anthropic, dos pilares en el desarrollo de modelos de IA en Occidente, desaconsejan su uso en niños menores de 13 o 18 años. Esta recomendación refleja una conciencia de los límites de la tecnología y los riesgos de desviaciones.
No obstante, la producción asiática inunda los mercados mundiales, especialmente en épocas festivas, con peluches dotados de capacidades increíbles. Esta contradicción entre la advertencia de los creadores de algoritmos y el apetito del mercado comercial representa un problema importante. Los padres, seducidos por la innovación, rara vez tienen los medios para evaluar la naturaleza exacta de los contenidos y los datos tratados.
Esta situación crea una brecha entre la prudencia científica y el consumo masivo. Impone una vigilancia renovada para proteger a los niños, en particular evaluando la procedencia, integridad y objetivos de los fabricantes. En definitiva, el uso de la IA en los juguetes debe ir acompañado de un diálogo informado y regulaciones internacionales fuertes.
Los impactos de la propaganda política en la educación mediante el juguete inteligente
El papel educativo de los juguetes inteligentes no es para nada neutral cuando se trata de difundir ideologías. China, a través de su política tecnológica, destaca la integración de sus valores socialistas en dispositivos lúdicos. Este modo de educación indirecto e insidioso cambia duraderamente la naturaleza misma del proceso educativo.
El juguete inteligente se convierte así en una extensión de la propaganda estatal, a veces sin que el niño sea consciente de ello. En este contexto, la palabra del dispositivo se considera infalible, reforzando una confianza ciega en el mensaje transmitido. Se observa que algunos niños pueden interiorizar ideas políticas sin crítica, incluso antes de haber recibido una educación cívica equilibrada en la escuela.
Al analizar los mecanismos en juego, se entiende que la influencia no es directa, sino que resulta de una repetición sutil y de un discurso socialmente validado mediante la interacción lúdica. Este fenómeno modifica las dinámicas tradicionales de aprendizaje y plantea cuestiones relativas a la pluralidad y neutralidad en la educación.
Los riesgos de una difusión no controlada
La difusión masiva y sin control de estos juguetes contribuye a homogeneizar opiniones en detrimento de la diversidad de pensamientos. En realidad, la influencia política insertada en el software de los juguetes actúa como un filtro ideológico, limitando la exposición a puntos de vista alternativos y críticos.
Además, el siguiente cuadro resume los peligros potenciales relacionados con el uso de estos juguetes que recolectan y difunden mensajes políticos:
| Riesgos | Descripción | Consecuencias para los niños |
|---|---|---|
| Adoctrinamiento precoz | Transmisión de mensajes políticos no neutrales a través del juguete | Refuerzo de visiones sesgadas, debilitamiento del pensamiento crítico |
| Afectación a la seguridad física | Provisión de información peligrosa o inapropiada | Riesgos de accidentes domésticos, peligro para los niños |
| Afectación a la privacidad | Recolección y compartición no controlada de datos personales | Pérdida de confidencialidad, explotación comercial o política |
| Desinformación y sesgo | Difusión de hechos parciales o erróneos | Confusión cognitiva, dificultades en el razonamiento |
Cómo los juguetes inteligentes modifican la experiencia lúdica de los niños en modo conectado
Antes del advenimiento de la inteligencia artificial, los juegos infantiles se basaban mayoritariamente en la imaginación y la interacción humana. Hoy, la llegada de juguetes inteligentes dotados de capacidades conversacionales modifica profundamente esta dinámica. En China, en particular, estos objetos están diseñados para ser pedagógicos, estimulantes e interactivos. Sin embargo, esta evolución tecnológica también implica límites y riesgos no desdeñables.
Por ejemplo, CyberBrick, un juego de construcción chino, permite a los niños aprender a programar ensamblando ladrillos robotizados. Este dispositivo puede estimular la creatividad y ofrecer una visión de conceptos tecnológicos avanzados, favoreciendo así cierto dominio digital. Sin embargo, cuando un juguete se convierte también en un vector de influencia política, el equilibrio se rompe.
El juguete conectado se transforma entonces en una interfaz entre el niño y el mundo, pero esta interfaz está filtrada y supervisada. El niño está expuesto a conversaciones asistidas, destinadas a divertirlo e instruirlo, pero a veces sesgadas por discursos ultranacionalistas. Así, la tecnología nunca es neutra; transmite las prioridades de sus creadores, a menudo sujetas a controversia.
Preservar la autonomía de los niños frente al dominio político de las tecnologías lúdicas
Ante el auge de estos juguetes potenciados con IA y sus impactos insidiosos, es urgente reflexionar sobre soluciones para proteger a los niños. En primer lugar, esto pasa por una mayor sensibilización de los padres. Comprender la naturaleza de estos juguetes y su potencial para difundir una ideología es esencial para ejercer un control informado durante la compra.
Además, las autoridades deberían imponer normas estrictas y transparentes para limitar la propagación de contenidos polarizantes en los juguetes educativos. La implementación de una evaluación independiente podría así garantizar que los modelos de IA integrados respeten criterios de objetividad y ética, evitando la propagación de propaganda.
Como complemento, las escuelas también son un factor de protección. Integrar la educación mediática y tecnológica desde temprana edad permitiría que los niños desarrollen un espíritu crítico frente a los discursos que encuentran, incluidos los proporcionados por sus juguetes inteligentes.
- Sensibilizar a las familias sobre el origen y las capacidades de los juguetes inteligentes.
- Implementar regulaciones internacionales contra la difusión de contenidos ideológicos en juguetes conectados.
- Capacitar a los educadores para integrar el análisis crítico digital y la evaluación de fuentes desde primaria.
- Fomentar alternativas lúdicas no conectadas para preservar la imaginación y la libertad creativa.
- Favorecer la transparencia de los fabricantes sobre los datos recopilados y las actualizaciones del software.
Adoptar estas medidas reforzaría la capacidad de los niños para preservar su autonomía intelectual y emocional, protegiendo su derecho a una educación pluralista, libre de manipulaciones.

¿Cuáles son los principales riesgos relacionados con los juguetes inteligentes chinos?
Los riesgos incluyen el adoctrinamiento político temprano, la exposición a contenidos peligrosos, la recolección no controlada de datos así como la desinformación. Estos riesgos pueden afectar la seguridad, la privacidad y el desarrollo cognitivo de los niños.
¿Cómo influyen los juguetes inteligentes en la educación de los niños?
Modifican la forma de aprendizaje al integrar frecuentemente mensajes ideológicos que pueden sesgar el pensamiento crítico, al tiempo que hacen que el niño dependa de una palabra considerada infalible, lo cual es problemático para su autonomía intelectual.
¿Qué acciones se pueden tomar para limitar estas influencias?
Una mejor regulación internacional, la sensibilización de los padres, la integración de la educación crítica en medios de comunicación en las escuelas, así como la transparencia de los fabricantes sobre los contenidos y datos recopilados son acciones cruciales para limitar estas influencias.
¿Por qué los gigantes tecnológicos desaconsejan estos juguetes a los niños pequeños?
OpenAI y Anthropic desaconsejan el uso de sus modelos en menores de 13 o 18 años debido a los riesgos relacionados con la limitada comprensión de los niños sobre los contenidos y las posibles desviaciones, especialmente en materia de protección de datos y manipulación.