McKinsey prepara una drástica reducción de sus contrataciones frente al auge fulgurante de la inteligencia artificial

Laetitia

diciembre 17, 2025

mckinsey annonce une réduction importante de ses recrutements en réponse à la croissance rapide de l'intelligence artificielle, transformant ainsi le paysage du travail et des compétences recherchées.

Frente al vertiginoso auge de la inteligencia artificial, McKinsey, el gigante de la consultoría, se encuentra en un momento crucial de su historia. Tras una década de expansión fulgurante, con una plantilla que ha pasado de 17 000 a cerca de 45 000 colaboradores entre 2012 y 2022, la firma inicia una transformación profunda. El auge de la IA impulsa a la empresa a revisar sus esquemas tradicionales de reclutamiento y a emprender una reducción significativa de las contrataciones, especialmente en sus funciones de soporte. Una decisión de gran impacto para el mercado laboral y el sector de la consultoría. Este movimiento refleja una doble realidad: un mercado de consultoría enfrentado a una desaceleración económica global, y una revolución tecnológica que trastoca los empleos clásicos a través de la automatización. Esta dinámica se inscribe en un contexto más amplio donde las innovaciones digitales exigen una revisión completa de los modelos organizacionales y las prioridades estratégicas.

McKinsey se distingue así al aplicar a sus propios equipos una política que no deja de recomendar a sus clientes: la racionalización de costos y la adaptación de los efectivos frente a los desafíos tecnológicos. Bajo la dirección de Bob Sternfels, CEO mundial, la firma comienza a alinearse con una nueva realidad económica y tecnológica, con el objetivo de concentrar sus recursos en misiones de alto valor añadido, al tiempo que automatiza progresivamente las tareas repetitivas. Los equipos tecnológicos, en particular, se ven afectados por esta transformación, con el anuncio de la supresión de unos 200 puestos, marcando un cambio claro en la gestión de los recursos humanos.

Esta evolución no es un caso aislado. La desaceleración de la demanda de servicios de consultoría global, exacerbada por las incertidumbres económicas y la nueva prudencia de las empresas clientes, va de la mano con un mayor recurso a tecnologías de IA capaces de asumir funciones que antes eran confiadas a humanos. El camino iniciado por McKinsey en 2025 plantea una cuestión esencial sobre el futuro de las competencias y el equilibrio entre fuerza humana e inteligencia artificial en un sector históricamente centrado en la pericia humana.

Transformación digital e impactos en la reducción de contrataciones en McKinsey

La transformación digital representa uno de los pilares fundamentales que explican la decisión de McKinsey respecto a la reducción drástica de sus reclutamientos. Con el auge de la inteligencia artificial, la firma realiza un viraje tecnológico profundo, favoreciendo la automatización de numerosas tareas que antes realizaban empleados en las funciones de soporte y administrativas. Esta automatización se traduce en una reducción natural de la necesidad de contrataciones en esos segmentos.

Las funciones de soporte, que concentran una parte importante de la plantilla, están particularmente afectadas. Cerca de la mitad de los colaboradores del grupo desempeña roles que no están en contacto directo con los clientes, tales como servicios de RR. HH., gestión financiera o logística. Estos puestos son ahora los más expuestos a una supresión o transformación radical debido a la capacidad de la IA para automatizar eficazmente procesos repetitivos y gestionar grandes volúmenes de datos.

Esta tendencia no es una simple medida puntual de ajuste, sino que se inscribe en una estrategia de adaptación a largo plazo. La empresa busca reasignar sus recursos hacia actividades generadoras directas de valor para sus clientes, dando prioridad a los consultores comprometidos en el terreno y a los expertos capaces de liderar la transformación digital de estos últimos. En este marco, la reducción de contrataciones acompaña un reclutamiento enfocado en perfiles con competencias tecnológicas avanzadas, especialmente en análisis de datos e inteligencia artificial, ilustrando un cambio total en la naturaleza de los talentos buscados.

Un ejemplo concreto de esta transformación es la reducción de 200 puestos en los equipos técnicos de McKinsey. Estas supresiones subrayan el reencuadre de la firma hacia tareas estratégicas donde la IA es un motor de innovación, al mismo tiempo que se internalizan menos operaciones repetitivas. Esta tendencia es reveladora de un cambio de paradigma digital donde la flexibilidad y la productividad se vuelven prioritarias, en detrimento de las plantillas tradicionales.

Este reposicionamiento ilustra otro fenómeno: en un mercado donde la competencia se intensifica y los presupuestos se estrechan, McKinsey debe optimizar sus costos sin comprometer su posicionamiento estratégico. Automatizar las tareas de fondo permite no solo ahorrar, sino también ganar en rapidez y eficacia, ofreciendo una ventaja competitiva en un entorno digitalizado. El desafío es por tanto considerable: conciliar una transformación tecnológica profunda con la protección de los saberes humanos clave del sector.

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El mercado laboral y la reducción de contrataciones: un efecto amplificado por la inteligencia artificial

La marcada desaceleración del crecimiento económico mundial desde 2023 ha pesado fuertemente sobre el mercado laboral, con un impacto notable en las contrataciones en sectores como la consultoría. McKinsey, al adoptar una política de reducción de contrataciones, refleja una tendencia más amplia donde la prudencia predomina frente a la incertidumbre económica. Sin embargo, este fenómeno es mucho más complejo cuando se entrelaza con el auge tecnológico, especialmente el de la inteligencia artificial.

Los avances en IA permiten hoy automatizar funciones variadas que históricamente eran prerrogativas humanas, desde el análisis de datos hasta la redacción de informes, pasando por la gestión de la relación con el cliente y procesos administrativos. Esta creciente automatización modifica la naturaleza misma de las demandas en el mercado laboral, reduciendo la necesidad de contrataciones para los puestos considerados como «rutinarios». Esto implica una recomposición de las plantillas y competencias, más orientada hacia roles estratégicos y creativos.

En el sector de la consultoría, el mayor uso de herramientas de IA para optimizar los procesos internos genera una contracción del número de puestos administrativos y técnicos, frecuentemente considerados redundantes en este nuevo contexto digital. McKinsey no está sola en esta iniciativa: firmas competidoras como Deloitte y EY también han implementado ajustes similares, reflejando un reposicionamiento colectivo del sector en torno a la tecnología.

Un cuadro sintético de estas evoluciones destaca la correlación entre el avance de la inteligencia artificial, la reducción de contrataciones en ciertas funciones y el auge de perfiles especializados:

Elemento Antes del auge de la IA (hasta 2022) Impacto en 2024-2025
Plantilla total en McKinsey ≈ 45 000 empleados ≈ 40 000 empleados, en disminución progresiva
Parte de las funciones de soporte 50 % aproximadamente, contrataciones sostenidas Descenso neto de contrataciones, supresión de puestos
Demanda de perfiles tecnológicos e IA En crecimiento moderado Aumento focalizado de contrataciones y formación
Presupuesto del cliente para consultoría Fase de inversión estratégica postpandemia Endurecimiento y prudencia aumentada

El panorama laboral en el sector de la consultoría se encuentra transformado. Los perfiles centrales ya no son simplemente expertos tradicionales, sino talentos híbridos que combinan dominio sectorial y competencias digitales avanzadas. Esta evolución confronta a los agentes del mercado con la necesidad de repensar sus estrategias de RR. HH. y sus programas de formación.

¿Cómo aplica McKinsey sus propios métodos para reducir su plantilla?

Irónicamente, McKinsey sigue un camino que la firma recomienda regularmente a sus clientes: la racionalización de costos mediante la reducción de efectivos. Esta iniciativa, más que simbólica, es un ejemplo de coherencia estratégica y adaptación pragmática frente a los cambios tecnológicos y económicos.

En lugar de esperar una crisis, McKinsey emprende una reorganización proactiva, centrada en un análisis detallado de funciones y desempeños. Los primeros ajustes afectan a puestos sin contacto directo con clientes, con una posible supresión de hasta una décima parte de la plantilla en varios departamentos. Esta medida, que podría involucrar a varios miles de colaboradores a nivel mundial, se extenderá durante un período de 18 a 24 meses, para minimizar el impacto organizacional.

En los hechos, esta racionalización no prohíbe el reclutamiento: los consultores operativos siguen siendo muy demandados, sobre todo en misiones que requieren un alto grado de expertise humana e innovación estratégica. La transición privilegia por tanto una redistribución de recursos más que una simple reducción mecánica. Este enfoque ilustra una voluntad de preservar la calidad del servicio al tiempo que se mejora la agilidad financiera y operativa.

El CEO Bob Sternfels ya ha preparado a los directivos y mandos para los cambios venideros, insistiendo en que esta transformación responde a retos de preparación a largo plazo, en relación directa con los avances de la inteligencia artificial. Según él, la digitalización de las funciones de soporte y la valorización de los colaboradores en tareas de alto valor añadido son imperativos para seguir siendo competitivos.

Así, McKinsey se plantea como un laboratorio de adaptación donde las prácticas de consultoría se integran en la realidad interna, confrontando la teoría con la implementación concreta. Este modelo podría inspirar a otras grandes empresas que enfrentan los mismos desafíos, demostrando que las transformaciones digitales no deben permanecer como simples recomendaciones, sino materializarse en la organización misma.

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Reducción de contrataciones y desafíos humanos en el sector de la consultoría

La caída de las contrataciones en McKinsey suscita de forma natural preguntas humanas fundamentales. Si el auge tecnológico ofrece notables ganancias en eficiencia, también ejerce presión sobre las carreras y trayectorias profesionales de los empleados, principalmente en funciones de soporte y administrativas. La transformación digital conlleva por tanto un doble fenómeno: automatización de tareas y evolución necesaria de las competencias.

El sector de la consultoría no puede desligarse de estas implicaciones humanas. Un reto mayor consiste en acompañar a los colaboradores hacia roles donde la creatividad, la capacidad de análisis complejo y el acompañamiento estratégico sean predominantes. Los programas de formación continua, reconversión y adquisición de competencias digitales se vuelven imprescindibles.

McKinsey, por su parte, implementa dispositivos de acompañamiento para limitar los impactos sociales negativos. El objetivo es evitar un simple efecto de supresión pura y dura de empleos en favor de una transición hacia funciones con mayor valor añadido. Esta política incluye iniciativas para reforzar los saberes en IA, gestión de proyectos tecnológicos y relación con el cliente digital.

La resistencia a los cambios tecnológicos es otro aspecto humano inevitable. Empleados con mayor experiencia, a veces menos familiarizados con las herramientas digitales, pueden experimentar dificultades para adaptarse. La dirección ha de hacer gala de diplomacia y empatía para integrar esta transformación sin fractura social. El diálogo social y el intercambio transparente se convierten en palancas clave.

Finalmente, la cuestión de la identidad profesional se plantea con agudeza. El papel tradicional del consultor evoluciona para integrarse en un ecosistema híbrido donde el humano y la máquina coexisten. Este nuevo paradigma exige una redefinición de las misiones y una nueva manera de valorar competencias y talentos, en un equilibrio entre innovación tecnológica y maestría humana.

Las funciones de soporte en primera línea frente a la automatización

En la relación entre McKinsey y la expansión de la inteligencia artificial, las funciones de soporte desempeñan un papel central ya que son las primeras afectadas por la reducción de contrataciones. Estos departamentos, esenciales para las operaciones diarias, serán profundamente transformados.

Históricamente, servicios como recursos humanos, contabilidad, logística o gestión administrativa representan alrededor del 50% de la plantilla de la firma. Estos puestos, a menudo caracterizados por tareas repetitivas, son ahora los más expuestos a la automatización mediante IA y tecnologías asociadas.

Esta automatización se da mediante herramientas capaces de procesar en masa datos, gestionar procesos administrativos sin intervención humana o responder automáticamente a solicitudes internas. Por ejemplo, los softwares de IA pueden encargarse de la gestión de nóminas, la planificación de recursos o el análisis del desempeño con una precisión y rapidez sin igual.

Considerando esta realidad, McKinsey prevé una reducción que puede alcanzar el 10% en estas funciones. Aunque esta proporción pueda parecer moderada, el volumen absoluto representa miles de empleos suprimidos o transformados. La sensibilidad de esta medida es alta, ya que afecta tanto a la estabilidad interna como al ambiente general dentro de la empresa.

Por otra parte, esta automatización crea oportunidades. Los colaboradores liberados de tareas rutinarias pueden ser reasignados a misiones más cualitativas, vinculadas a la innovación tecnológica, gestión del cambio o relación con el cliente. Este giro requiere sin embargo un importante esfuerzo formativo y políticas revisadas de gestión del talento.

En definitiva, la gestión de las funciones de soporte frente al auge tecnológico ilustra un desafío organizativo importante, donde McKinsey se posiciona como un actor pionero. La capacidad de conjugar reducción de costos, acompañamiento humano y evolución digital será decisiva para asegurar la sostenibilidad y la competitividad en los años venideros.

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McKinsey y la competencia en el mercado de consultoría en la era de la IA

El mercado de consultoría, particularmente competitivo, sufre una verdadera mutación bajo el efecto combinado de la inteligencia artificial y las restricciones macroeconómicas. McKinsey, como líder histórico, enfrenta una doble necesidad: adaptarse al progreso tecnológico y responder a las expectativas cambiantes de sus clientes.

Desde hace varios años, la firma ha experimentado un crecimiento rápido, impulsado por una demanda sostenida en asesorías estratégicas, transformación digital y desarrollo tecnológico. Sin embargo, la prudencia de las empresas cliente, que tienden a limitar sus presupuestos de consultoría en un contexto económico incierto, obliga a repensar los modelos económicos y las ofertas propuestas.

Esta recomposición se traduce en una intensificación de la innovación interna, especialmente en el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial para mejorar los diagnósticos, optimizar estrategias y acelerar la toma de decisiones. McKinsey invierte así en soluciones propietarias orientadas a automatizar parte del trabajo de análisis y reporte, reduciendo la dependencia de un gran número de consultores para estas tareas.

La competencia también se juega en la imagen de marca y la capacidad de encarnar una pericia innovadora. Ofrecer una respuesta combinada que aúna consultoría humana de alto nivel y apoyo tecnológico se vuelve un factor clave de éxito. En este contexto, la reducción de contrataciones en equipos no estratégicos se compensa con reclutamientos más selectivos y orientados hacia competencias vinculadas a la IA.

Finalmente, McKinsey debe gestionar el desafío de aprovechar su plantilla actual para acelerar la adquisición de competencias, mientras mantiene una relación de confianza con sus clientes. El delicado equilibrio entre reducción de costos, calidad del servicio e innovación tecnológica dicta ahora la dinámica competitiva en este mercado en plena transformación.

Las ventajas estratégicas de la integración de la IA

  • Ganancia de productividad: reducción de los plazos de análisis y desarrollo de recomendaciones.
  • Automatización de procesos internos: disminución de costos operativos.
  • Refuerzo de la calidad de los servicios gracias a una mejor explotación de los datos de clientes.
  • Desarrollo de nuevas ofertas de servicios centradas en la transformación digital.
  • Flexibilidad organizacional: rápida adaptación a las evoluciones del mercado.

Perspectivas de evolución y desafíos futuros en el sector de la consultoría

De cara a 2025 y más allá, el sector de la consultoría deberá continuar navegando en un entorno marcado por el auge de las tecnologías de inteligencia artificial y por las fluctuaciones económicas mundiales. McKinsey, al igual que otros actores importantes, tendrá que desplegar una estrategia ágil que combine innovación tecnológica, desarrollo de talentos y gestión de transformaciones humanas.

Los desafíos a enfrentar son numerosos. En el plano tecnológico, se tratará de proseguir la integración de herramientas de IA en las prácticas diarias, al tiempo que se preserva el valor añadido del asesoramiento personalizado. Paralelamente, la adaptación de competencias será crucial para garantizar la pertinencia de los equipos frente a una demanda en constante evolución.

Desde el punto de vista social, empresas como McKinsey darán un paso decisivo al implementar políticas de apoyo proactivo a los empleados afectados por las supresiones de puestos, favoreciendo la formación, la reconversión y la movilidad interna. Estas medidas permitirán limitar los impactos negativos a la vez que consolidan la cohesión interna.

Finalmente, el modelo económico de la consultoría debería redefinirse en torno al equilibrio entre innovación digital y asesoría humana, ofreciendo servicios integrados capaces de responder a las necesidades complejas de los clientes en un mundo en constante cambio. Este reposicionamiento estratégico será el núcleo de futuros éxitos, combinando exigencias tecnológicas con expectativas crecientes de eficiencia y creación de valor.